El 22 de diciembre de 2016 Plenaria Memoria y Justicia se concentro frente al edificio de presidencia para denunciar el espionaje y la infiltración de los servicios de inteligencia a las organizaciones sociales y políticas.
La acción surge a raíz del hallazgo de archivos de espionaje en democracia (denominados los Archivos Castiglioni).
Archivos Secretos
Son pactos de impunidad
Estamos
acá
porque hoy hace exactamente 30 años
de aquel 22 de diciembre de 1986 en el que se consagró la Ley de Impunidad.
Aquella madrugada,
el Parlamento cercado por la memoria de miles de personas decidió reprimir y
obedecer el mandato de los impunes.
Le dieron ese día
consentimiento “legal” a la impunidad. Le suministraron hace 30 años, larga y ostentosa sobrevida a los
impunes.
Ese parlamento
resolvió gasear y apalear a la memoria y obedecer a los fusiles y las botas.
Esta ley va a
consagrar los pactos, los silencios que encubrieron el accionar del Terrorismo
de Estado.
Y su implacable incidencia en nuestras vidas hasta
el día de hoy.
Sin tregua, sin
cortes esta ley ampara a civiles y militares que concretaron y concretan la
injusticia social.
Nos convocamos hoy
bajo la idea de que los archivos secretos son pactos de Impunidad.
Y que todos y cada
uno de esos datos pertenecen a las organizaciones sociales.
Que todos y cada
uno de esos datos no solo están mostrando lo que hicieron.
Ahí aparecen los
que dieron la orden, quienes las ejecutaron, quienes callaron y quienes miraron para otro. El rostro
macabro de la opresión está cubierto de maquillajes. Esta blindado. Esta
negociado.
Pero no tenemos
dudas ¡todo esto pertenece a quienes sufrieron! A todas aquellas personas que
fueron perseguidas, seguidas. A quienes fueron torturadas. Y a quienes luchan
hoy.
Estoy
acá
porque el 2 de Octubre de 2015,
aparecieron archivos de los servicios de inteligencia donde se comprueba que
organizaciones sociales y políticas fueron seguidas e infiltradas en
democracia.
Estos archivos,
unas 60 cajas de documentos, se encontraron producto del allanamiento a la casa
del coronel Elmar Castiglioni, ubicada en la Blanqueada en Luis Alberto de
Herrera y Thompson. Defendido obviamente por la abogada Rosanna Gavazzo.
El operativo fue
llevado a cabo por el fiscal Carlos Negro y la jueza penal Beatriz Larrieux.
Estoy
aquí porque desde que comenzaron a torturar y a ocultarse
no han parado.
Porque siguen
operando en las sombras.
Porque la impunidad
es una oscuridad tan ancha como ella misma.
Porque no solo
están allí sino que presionan y tienen de rehén a la verdad y por tanto no hay
justicia.
Estoy
acá porque
pasan los días, los años, las décadas y la impunidad sigue. Actuando a través
de espionajes, de extorciones, de claudicaciones, de pactos de los cuales no
terminamos de conocer ni sus operativas, ni
su dimensión.
Porque el silencio,
y esos secretos amparan a los servicios de inteligencia. Ellos se la han
ingeniado para existir, tecnificarse y crecer con el total consentimiento y
dirección de los poderes del Estado.
Porque el control
ya es supe control, desde el cartel de Sonríe te estamos filmando hasta los ejércitos de infiltrados para sostener
los abusos.
Estoy
acá porque
el Archivo Castiglioni contiene pruebas de la realización, de espionaje,
infiltración, seguimientos, chantajes, presiones y operaciones contra partidos
políticos, organizaciones sindicales, estudiantiles, de Derechos Humanos. Y
solo conocemos los titulares…
Estoy
acá porque
somos conscientes que el accionar no se detuvo en 1985, en la salida de la
dictadura.
Porque coincidimos
que tiene como fin “obstaculizar el camino hacia la verdad histórica, el
esclarecimiento de los crímenes del terrorismo de Estado y consolidar la
impunidad de los responsables de los mismos”
Estoy
acá porque
no solo amparan los terrorismos de ayer sino los de hoy. Y las futuras
represiones.
Estoy
acá porque
como organización social de DDHH hace 16 años venimos sosteniendo que la
impunidad no solo necesita que los mandos callen y sigan secuestrando la
verdad; sino que necesita del secretismo
extendido a todo nivel para mantenerse.
Porque los juicios
se dan entre cuatro paredes, las victimas declarando una y otra vez, décadas y
décadas permanecen los expedientes escondidos en cajones…
Hablamos del
archivo de Castiglioni pero… ¿Y el resto de los archivos?
Estoy
acá para
seguir sosteniendo que no solo queremos el acceso irrestricto a este archivo
sino a todos los archivos.
Porque la impunidad
es un estado inherente al Estado. Ellos necesitan de ella para sostenerse. Para
preservar la injusticia.
Porque lo poco
trascendido demuestra que cuando señalamos la responsabilidad de la OCOA de los
S2, del SID, del Departamento de Inteligencia, del DOE, no estamos más que
señalando lo que se intenta negar.
Porque los mismos
informes de la pre investigadora así lo afirman diciendo que …el archivo
contiene pruebas contundentes de la
realización, en democracia, de espionaje, infiltración, seguimientos,
chantajes, presiones y operaciones contra todos los partidos políticos,
organizaciones sindicales, estudiantiles, de Derechos Humanos, legisladores,
oficiales militares, directivos de empresas públicas y altos cargos de
gobierno”.
Estamos
acá porque
lo trascendido demuestra que estas “tareas” en “democracia”, han sido
realizadas no por un individuo ni por un grupo reducido, sino que se trata de
“una acción planificada, extendida en el tiempo y para la que se usaron fondos
y recursos, humanos y materiales, del Estado”.
Pero nos dicen que
nadie tiene conocimiento. Ni el Presidente ni los Ministros ni los Mandos de
las FFAA ni la Policía.
Estamos
acá porque
el peligroso accionar de estos servicios del Estado no solo están protegiendo
la impunidad de ayer sino esa, tan terrible: la de hoy. Apadrinan en el
silencio la muerte de 40 muertos en cárceles en lo que va del año.
Protegen a los
empresarios que violan todas las normas para lucrar más. Calcinando vivos a
jóvenes trabajadores, pagando míseros salarios.
Vivimos cerca o
trabajamos en verdaderos arsenales sin ningún control.
La impunidad se
prolonga para mantener la injusticia social.
La impunidad nace
para condenar a inmensas mayorías a la miseria.
Estamos
acá para
recalcar que la razón del espionaje es económica, tal cual lo dice el informe
de los que accedieron al archivo. Sin
tapujos queda evidente que el espionaje se lleva adelante para influenciar y
distorsionar el accionar de partidos y organizaciones sociales. El espionaje se
concreta para “incidir sobre discusiones y decisiones con repercusiones
comerciales”
Y para que no
queden dudas, el informe concluye que el espionaje se multiplica “en un sentido más amplio por razones
económicas”.
Estamos
acá para
señalar en la calle que la documentación del archivo prueba que tanto
“funcionarios del Estado uruguayo, oficiales policiales y militares con tareas
de inteligencia, recibieron dinero y cumplieron tareas para agencias de
inteligencia extranjeras, entre otras las CIA”
Estamos acá porque
(como todos los ministros anteriores) el actual
ministro de Defensa Jorge Menéndez, repite la obsecuente respuesta de
los mandos militares de las tres armas: “No tenemos conocimiento. Las FFAA no
tienen archivos al respecto”
Estamos
acá porque
en el archivo Castiglioni se halló la libreta de casamiento de Elena Quinteros.
Informes de
interrogatorios.
Datos de
seguimientos a integrantes de la Comisión para la Paz.
Infiltraciones en
la Marcha del Silencio.
Recibos de pago a
infiltrados en organizaciones sociales y políticas.
¿Y qué más? No
sabemos.
Estamos
acá porque impugnamos el secretismo.
Salimos a la calle
para romper esta cadena de impunidades.
Objetamos los
recortes.
Queremos ya todos
los archivos. Sin retaceos. Sin tapujos.
Queremos ya lo que
existe en el Hospital Militar, la lista de los médicos torturadores.
Queremos ya lo que
existe en los cuarteles, en las casas de los represores, los archivos de
Inteligencia del DOE…
Ahora, ya, debe
haber una confiscación que preserve de incendios y otros “robos” la
verdad.
Estamos
acá para
señalar que este archivo confirma, una vez más, el nombre de quienes fueron
los jefes del espionaje militar:
Silveira, Vázquez, Barneix, coronel Ramón Larrosa, Casella y Sarli.
Entre ellos el
conocido torturador Eduardo Ferro que
sigue actuando hoy con absoluta impunidad en Maldonado.
Estamos para
afirmar nuestro compromiso de que ¡donde vayan los iremos a buscar! Como lo hicimos con Rama, con Gavazzo y
tantos más.
Por el derecho de
vivir a nuestra manera
Por el derecho de
vivir sin enemigos vigilándonos.
Por el derecho de
ser quienes somos sin policías ni vigilantes
¡Todos los archivos
a las organizaciones sociales!
¡A romper el
silencio1 ¡A quebrar la impunidad!
¡Ahora justicia!
Plenaria Memoria y Justicia
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